Magazine SLV. San Sebastián de los Reyes. Artículo de opinión de Julio Gómez.
El meneo del Madrid al Barça en la final de la Supercopa será recordado durante años. Se harán muchos análisis del partidazo de Vinicius (con razón), pero el trabajo con balón y sin él de los cuatro centrocampistas blancos es digno de elogio. Y es que el cuadrado mágico del Madrid es la clave. Tchouameni, Valverde, Kroos y Bellingham se comieron el partido ellos solos con su fútbol control. De ahí parte todo. Tocan, elaboran, pasan y defienden. Todo lo hacen bien para que el equipo no se descuadre. Es el primer eslabón para que brillen los dos brasileños de arriba.
Foto: Estadio Deportivo
Xavi Hernández se equivocó en su planteamiento de manera sublime. Tratar de contrarrestar a estos cuatro monstruos poniendo otros cuatro futbolistas en el medio es traicionar el ADN Barça. Fundamentalmente porque no tiene plantilla para hacerlo. Pedri está físicamente muy por debajo de su nivel y Sergi Roberto va como pollo sin cabeza. Dos ejemplos palpables de lo que es el club culé ahora mismo. El técnico catalán ha quedado retratado. ¿Dónde estaba Oriol Romeu para tapar a Bellingham? El único stopper que tiene y no lo pone. Irrisorio. ¿De verdad lo tiene que hacer Frankie de Jong? Ya se ha visto que no. Los medios del Barça son como la energía. Ni crean ni destruyen. Así no llegarán muy lejos en Europa.
Mientras tanto, el Real Madrid está en otra galaxia. En esa en la que le acompañan solo el City y el Bayern. Los merengues ya están pensando en la Copa. Y en el horizonte la Champions. Le veo candidato a todo. Con ese cuadrado mágico es probable que ganen más títulos. Físicamente son toros y técnicamente, perfectos. El siguiente es el Atleti, que tampoco está para tirar cohetes. Ganar en el Metropolitano ya sería un abuso.
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