Magazine SLV. Ato y Marta son padres de una niña de 16 meses que nació con síndrome de Down. Quieren dar visibilidad a la situación
SLV Magazine ha entrevistado a Ato y Marta, padres de una niña de 16 meses que nació con síndrome de Down. ¿Cómo afrontan el día a día? ¿Les da miedo el futuro? Todo ello lo solventan gracias a su fe cristiana que les ayuda en los buenos y malos momentos. El cura de la parroquia de San Sebastián Mártir, Javier Cervera también lo corrobora públicamente.
Foto: SLV Magazine
Miriam es la quinta hija de estos padres. «Tener hijos con necesidades especiales es una bendición. Creíamos que Dios no nos iba a regalar más hijos. Cuando nos vino la noticia nos sorprendió porque yo ya tenía 43 años. Además, cuando nos dijeron que podría tener síndrome de Down o síndrome de Edwards (este es incompatible con la vida) vimos el milagro de la vida. Muchas veces no somos conscientes de lo que Dios nos regala», apunta Marta.
Y es que durante parte del embarazo estos padres se manejaron en la incertidumbre de no saber que tendría su hija. «Si hubiera sido un síndrome de Edwards lo hubiésemos aceptado igual, aunque a las horas Dios se la hubiese llevado con él», complementa Ato.
Para ello la iglesia católica y el párroco Don Javier han sido y son un apoyo muy importante. «La iglesia nos ha ayudado en todo. Es quien nos cuida y acoge. Cada vez que entras vas a la casa de tu madre. En los momentos de flaqueza si no estuviera la iglesia no sería posible el perdón a mi pareja o a mis hijos», apunta Ato.
También Don Javier reconoce que este matrimonio es un ejemplo. «Es una maravilla verles. Se fían de Dios y afrontan situaciones de todo tipo. El matrimonio da vida a los hijos y también a los que estamos alrededor», complementa.
Sin embargo, a efectos prácticos, ¿Cómo es el día a día con un hijo con síndrome de Down? «Tenemos que ser padres. Es verdad que te vienen reveses como ingresos en los hospitales, pero en realidad nos tenemos que preocupar de que coma, duerma, beba y haga sus necesidades. Se allana el camino una vez que el señor nos dio esta bendición. Cada vez que se complican las cosas te acuerdas de esto», expresan.
Mismo camino siguen los otros tres hijos de la pareja. «Cuando le dijimos a los niños que Miriam tenía síndrome de Down y no síndrome de Edwards fue una fiesta. Nuestra hija mayor lo contó con ilusión en el cloegio», manifiestan con una sonrisa.
Ante estas circunstancias en un embarazo es humano pensar en la palabra aborto, pero para Marta no era una opción. «Nunca se nos pasó por la cabeza. Los médicos te lo preguntan por protocolo, pero Dios te da la vida y Dios te la quita. Yo tengo dos hijos en el cielo y descanso porque no está en mis manos dar la vida ni quitarla. Me sentí una privilegiada al darme Dios este regalo», asevera.
También es muy normal sentir miedo al futuro. «Como madre me preocupa el día que Miriam tenga que ir al colegio, pero su vida no depende de mí. Nos abandonamos en el señor y le rezamos mucho», reflexiona Marta.
Por último, cabe preguntarse desde el punto de vista laico una cuestión. ¿Si Dios existe porque hay niños con síndrome de Down? Don Javier tiene clara la respuesta. «A esta niña la veo perfecta. Igual hay que preguntarse porque no hay más niños como ella que sacan lo mejor de nosotros. Tengo un amigo que siempre dice que es una pena que los niños crezcan. El problema lo tenemos nosotros al no fiarnos de Dios. Hay que hablar de dignidad humana. Cada persona es una maravilla», concluye.
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