17 de enero de 2025

Hongana manyawas, una tribu indígena no contactada amenazada por la minería de níquel

Magazine SLV. Artículo de opinión de Laura Ramos

Hongana manyawas no contactados aparecen en un campamento minero de Weda Bay Nickel. Los hongana manyawas no contactados se están viendo obligados a mendigar comida a las mismas empresas que destruyen su hogar en la selva. © Survival

Las personas de esta tribu se llaman a sí mismas “gente de la selva” y viven en la isla de Halmahera, en Indonesia. Son una población de unas 3.500 personas de las cuales unas quinientas no han sido contactadas y niegan a interactuar con foráneos. Para ellos la selva tiene un significado muy profundo tanto social como espiritual y la veneran como fuente de vida. Los nacimientos de los niños Hongana Manyawas tienen lugar en los ríos. A modo de gratitud, por cada nacimiento sus familias plantan un árbol con el cordón umbilical de cada recién nacido. Asimismo, cuando mueren se colocan sus cuerpos junto a los árboles en un lugar de la selva que sienten sagrado y conectado a los espíritus.

La minería de níquel en Halmahera está amenazando tanto su hogar como su forma de vida. El mineral del níquel es materia prima para fabricar baterías de coches eléctricos entre otros productos y su alta demanda está devastando tanto a este pueblo como el ecosistema de singulares características en el que viven. La amenaza en la que se encuentra este pueblo indígena es tal que un informe de Survival International no duda en hablar de “una severa y grave amenaza de genocidio” para calificar su situación. Esta explotación de la minería de níquel, entre otros aspectos, pone en riesgo a las personas miembros de esta tribu de contraer enfermedades mortales para ellas.

La mayor mina en el territoria de los Hongana manyawas es explotada por la empresa de minería francesa Eramet y es conocedora de los graves riesgos que corren estos alrededor de 500 indígenas no contactados desde hace más 10 años. Ello sale a relucir en los propios informes de esta empresa en los que se refleja que conoce la presencia indígena en la zona desde el año 2013 y, sin embargo, públicamente, sigue negando su presencia y lleva explotando minas en su territorio desde el año 2019. Pero no son ni mucho menos la única empresa operando en la zona: Hay al menos 19 empresas operando para extraer níquel en el territorio de los Hongana manyawas.

Ngigoro, un hongana manyawa contactado, muestra sólo una pequeña parte de la devastación que la mina de níquel Weda Bay de Eramet está causando en su territorio, en la selva de Ake Jira (Halmahera). © Survival

Esta actividad minera, además de constituir una seria amenaza para la vida y la naturaleza, viola el derecho internacional, puesto que los Hongana manyawas “no han dado su consetimiento previo, libre e informado a la destrucción de su selva y su territorio, y por su condición de aislamiento no pueden darlo” según refleja el informe de Survival International antes indicado.

La presión de la ONG internacional y sus simpatizantes logro que la gran multinacional química alemana BASF se retirara en junio de un proyecto multimillonario para extraer níquel de esa zona. Se han vuelto virales una serie de vídeos en la que los miembros de la tribu Hongana Manyawa aparecían haciendo frente a las excavadoras que estaban destruyendo su territorio y otros en los que se les veía “siendo forzados a salir de la selva para ser instalados en campamentos mineros”, en palabras literales del informe al respecto de Survival International. La directora de Survival International, Caroline Peace, ha declarado entre otras cuestiones que es necesario que los fabricantes de vehículos eléctricos “se comprometan públicamente a garantizar que sus cadenas de suministro están totalmente libres de materiales provenientes de territorios de pueblos indígenas no contactados, o de empresas que operan en (o se abastecen de) los territorios de los hongana manyawas”.

Este es uno de los varios casos que afecta a las comunidades indígenas alrededor del mundo. Es un asunto en el que rara vez se piensa y muchas personas considerarían poco prioritario o importante, pero, lejos de esto, es una cuestión de derechos humanos fundamental y, al mismo tiempo es importantísima para una mejor preservación de la naturaleza en la que vivimos y nos da sustento. Si se acaba con las poblaciones indígenas, se estará acabando al mismo tiempo con una parte muy importante de la diversidad cultural y humana y con el bienestar de nuestro planeta y nuestro futuro como especie en La Tierra.