Magazine SLV. Artículo de opinión de Julio Gómez
El 3-0 del Real Madrid contra el Braga ha dejado una gran conclusión evidente para los aficionados blancos. En partidos donde el rival deja jugar no hace falta Jude Bellingham. Es una buena noticia, pero hay otra que ha aflorado para sumar alegrías. Brahim Díaz tiene que tener más minutos en el once de Ancelotti. Sus regates y desmarques, unidos a su sacrificio defensivo, le hacen ser un futbolista único en un ecosistema consolidado de titularísimos. Y es que con él se abre la puerta a la magia. Cuando tiene el balón no sabes por donde saldrá.
Foto: Sporting News
Demostrar el doble que el resto. Esa parecía ser la consigna del ex del City en el duelo de este miércoles. Sabe que tiene que hacerlo todo perfecto para ocupar un hueco cuando falten los Vinicius, Rodrygo o Bellingham. Esa es otra de sus virtudes, la polivalencia. Tiene la característica de jugar en varias posiciones. En el Milan, la pasada campaña, ya dio un clinic de como manejar los tres cuartos de cancha. Tanto por bandas como en la mediapunta. Me atrevo a decir, incluso, que puede ser un complemento perfecto en el mediocampo para Kroos o Modric o como falso ‘9’.
Este «chico para todo» tiene un gran hándicap. Si hasta ahora ha jugado poco por decisiones técnicas se le suma ya la aparición de Arda Güler. El turco ha valido un dinerito y hay que amortizarlo. En Braga pudo ser su debut, pero Ancelotti no le dio la alternativa. Brahim acaparó los focos con merecimiento. Jugadores como él suelen contribuir a ganar los títulos en mayo. Un buen banquillo da la calma cuando hay lesiones. Magia y trabajo para el Real Madrid. Denle continuidad y los goles caerán solos. Igual lo puede agradecer hasta la selección española en la Eurocopa.
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