21 de noviembre de 2024

El bus de la vida: una historia cotidiana y no tanto al mismo tiempo

Magazine SLV. Cine.Ya sea por una baja inversión o porque la taquilla no acompaña, El bus de la vida ha tenido una muy sigilosa presencia en cines hasta ahora, sin embargo, esto no nos debe llevar al engaño de pensar que no se trata de una obra interesante y con capacidad de aportar, más bien al contrario: se trata de una película muy humana, muy honesta en cuanto a las contradicciones y claroscuros de las personas, con una gran naturalidad en sus actuaciones y de gran valor para la reflexión.


La historia de un profesor de música interino que va a cubrir una vacante al País Vasco arranca presentándonos a un personaje que se toma muy en serio sus clases, lo cual a veces puede hacerle parecer excesivamente rígido y granjearse alguna que otra antipatía entre su alumnado adolescente.

Enseguida aparece en escena la enfermedad que le diagnostican y que le hace reencontrarse con alguien que ya conoce y descubrir una faceta suya que desconocía, alguien de quien había oído hablar y que será fundamental en su aprendizaje vital y otras personas con las que comparte miedo y dolor, pero también proyectos e ilusión.


Uno de los grandes aciertos de esta película es que en absoluto es maniquea y no es ni excesivamente edulcorada ni excesivamente descarnada, mantiene un sabio equilibrio entre los aspectos más nobles de sus personajes y los aspectos en los que sus acciones son egoístas, inconscientes o erradas y ayuda por medio de personajes bien trabajados psicológicamente y bien interpretados a acercarnos de una manera diferente a las personas que padecen una de las enfermedades más temidas por las personas y que, al mismo tiempo, es tan común en sus diversas manifestaciones en la vida del ser humano.


Esta película, que tiene algo de El Bola, algo de Road Movie, algo de We will rock you está basada en una historia real e invita al aprendizaje a distintos niveles: hacer frente al dolor, el compañerismo, el saber elegir de acuerdo a la conciencia y al corazón, el saber dar segundas oportunidades, el tener don docente, el buscar los aspectos más positivos de los demás. Si aún tienen ocasión de verla, les animaría a ello.


Laura Ramos