27 de julio de 2024

«Yo Capitán, historia de un sueño lleno de peligros»

San Sebastián de los Reyes Informa. Magazine SLV. #MagazineSLVQuieroMiNavidad. Artículo de opinión de Laura Ramos

Seydou y Moussa, dos primos adolescentes de Senegal, quieren cumplir el sueño de poder tener una vida mejor en Europa y poder cantar a los blancoslas canciones que ellos componen. Así, con mucha ilusión, se disponen a emprender un viaje para intentar lograr este sueño, que demuestra ser, como ya les advirtieron algunas personas que les querían y apreciaban, un viaje lleno de horrores, peligros y situaciones extremas por el que, por desgracia, pasan muchas personas migrantes en la vida real y por el que no debería pasar nadie, que sin embargo, en la película, es narrado con más épica que con profundo dramatismo.

Foto: Heraldo de Aragón

Como ya comenta alguna crítica, uno de los grandes valores que aporta esta película de Matteo Garrone, es que pone en el centro a personas migrantes con sus nombres, sus historias, su personalidad, sus anhelos y les retrata como lo que muchas o todas las personas que emprenden viajes de tales características son: héroes y heroínas, porque todas, de una forma u otra, ponen en riesgo muchas cosas y se enfrentan a situaciones muy desagradables para intentar alcanzar su sueño de poder vivir dignamente en destinos que les parecen mejores. Es cierto que, como todos los seres humanos, a veces tienen comportamientos reprobables o pueden comportarse mal con otras personas y sus sociedades de acogida, pero normalmente estas personas, con sus virtudes y defectos, son dignas no solo de respeto a su dignidad humana, sino también de admiración.

La película sugiere la posibilidad de que esos destinos soñados no sean tan idílicos como ellos y ellas sueñan y puedan encontrar frustración y desgracias en sus puntos de destino, pero no se hace cargo de cubrir escenas que relaten lo que una vez allí sucede, más bien, el largometraje es la historia de la odisea que significa el viaje al destino soñado, seguramente porque uno de los mensajes más importantes que Matteo Garrone quiere transmitir es que cualquier persona migrante que haya llegado a una tierra nueva habiendo pasado por estas terribles o duras experiencias merece el mayor y más hondo de los respetos si cuando hablamos de respeto entendemos el ser valoradas como personas dignas y merecedoras de mejor suerte.

Un acierto profundo y curioso de la película, en sus primeras escenas, es usar, en la presentación de los personajes y la situación en Senegal, los primeros acordes de la conocida canción Wish you were here, de Pink Floyd, que casan con las imágenes de una manera impecable y suenan particularmente bien en las situaciones retratadas, incluso a personas, entre las que me incluyo, que nunca antes habíamos sentido especial conexión con el grupo Pink Floyd. El resto de la banda sonora discurre también por la película de manera suave y discreta, pero acompañando en todo momento con solidez las escenas del largometraje y ensamblando con ellas perfectamente.

Las escenas de hacinamiento de las personas migrantes no pueden o no deberían dejar indiferente a nadie, pero, mucho más allá de meras cifras, en esta película, las personas migrantes cobran con fuerza el protagonismo de la mano grandes actores de la talla de Seydou Sarr y Moustapha Fall, que encarnan a los dos personajes principales y a los que les gustaría seguir trabajando en la interpretación.

Es interesante poder ver la película en versión original, donde apenas se puede escuchar italiano pero sí mucho francés, además de mucho wolof, lengua propia de Senegal y la que hablan sus actores protagonistas y que nos acerca con muchísimo más realismo a la historia.

Entre las diversas perspectivas sobre la cuestión migratoria parece que en lo que existe más consenso es en que las personas no deberían necesitar emprender este tipo de viajes tan peligrosos. Esta película es una buena ocasión para reflexionar sobre cómo se podrían mejorar sus condiciones de vida en sus países de origen para que no sintieran tanto anhelo de dejar sus tierras y cómo debería hacerse para que la migración no fuera, en tantas ocasiones, un viaje con situaciones a vida o muerte, además de qué se debería hacer para que estas personas pudieran vivir dignamente y estuvieran adecuadamente integradas -sin abandonar sus raíces y valores que se han forjado- en las sociedades de acogida, en beneficio tanto de ellas mismas como de su sociedad de acogida.

Laura Ramos